ENCUESTA
DESMONTANDO MITOS
Encuesta realizada con los alumnos y alumnas de 2º de ESO para ver el estado de la cuestión.
A partir de una serie de afirmaciones falsas que reflejan los clichés e ideas manidas que se usan habitualmente para quitar importancia a la lacra social de la violencia de género, el alumnado de forma anónima expresa su acuerdo o desacuerdo para finalmente comentar los resultados finales expresados en porcentajes.
El material usado procede del IES Mare Nostrum de Málaga al que le agradecemos el poder usarlo.
Los resultados han sido muy buenos al rechazar mayoritariamente muchos de los tópicos y mitos.
El modelo de encuesta
Los mitos y el comentario a cada uno
1. "Un hombre no
maltrata porque sí; ella también habrá hecho algo para provocarle".
Esta
creencia es una de las más arraigadas y supone afirmar que la mujer es la
responsable del comportamiento violento del hombre. Supone afirmar que la
víctima es en realidad la culpable o por lo menos que no hay víctimas; que
tanto ella como él, se agreden mutuamente. En este sentido, existe también la
creencia de que la mujer agrede verbalmente y el hombre físicamente, que la
única diferencia está en la forma de ejercer la violencia, pero que en realidad
son ambos los que agreden.
Las
personas expertas sin embargo afirman todo lo contrario; la mujer maltratada
reprime su rabia e intenta evitar las agresiones adoptando comportamientos
totalmente pasivos como el de someterse a los deseos del hombre, darle la razón
y no cuestionarle.
La
cuestión fundamental es que el hombre agresor vive como provocación que la
mujer tenga y exprese sus propios deseos y opiniones y se comporte según los
mismos. Las/os especialistas que tratan a agresores afirman que estos hombres
basan su autoestima en su capacidad para controlar y dominar, y por lo tanto
sólo se sienten satisfechos cuando consiguen la sumisión.
De
todas formas nadie tiene derecho a pegar, insultar, o amenazar a otra persona, sea
cual sea la excusa que se ponga para ello.
Conviene
tener claro que en los malos tratos no hay sentimientos de amor, sino de
posesión, control y dominio. Cuando hay amor por una persona se le respeta y
trata con consideración. Una relación de afecto no anula a la persona, no
limita, no invade, no manipula, respeta la libertad.
2. "Si una mujer es maltratada continuamente,
la culpa es suya por seguir conviviendo con ese hombre"
Esta falsa creencia
responsabiliza a la mujer de la situación de malos tratos y por lo tanto culpa
a la víctima.
Las
razones por las que una mujer maltratada decide seguir conviviendo con su
agresor son múltiples y variadas, y es muy importante conocerlas para no caer
en la actitud de culpar a la víctima. De forma muy escueta, estas son algunas
de estas razones:
–
Creer que en realidad su pareja no quiere hacerle daño, que en el fondo la
quiere y que si la maltrata es sólo porque tiene problemas.
–
Creer que su pareja cambiará (es muy frecuente que el agresor después de una
paliza se sienta arrepentido y le jure que no volverá a hacerlo).
–
Creer que ella es responsable del maltrato, que lo provoca con su
comportamiento, que si se porta "bien", él no la maltratará.
–
Creer que sus hijas/os sufrirán emocional y económicamente si ella se separa.
–
Creer que no es capaz de vivir (emocional y económicamente) sin su pareja.
–
Miedo a que su pareja la agreda gravemente o incluso la mate si se separa. La realidad es que hay mujeres asesinadas
todos los años y no tienen razones para pensar que no les pasará a ellas.
–
Vergüenza a hacer pública su situación de maltrato.
La
amenaza de muerte a ella o algún familiar es suficiente para disuadirla de
abandonarle. Muchas mujeres temen no ser creídas, sobre todo si el agresor es
de clase media y tiene buena reputación en su comunidad, como es con frecuencia
el caso. En un momento determinado, la situación es similar a un secuestro.
3. "Si se tienen hijas/os, hay que aguantar los
maltratos por el bien de las niñas y los niños"
Ser
testigos de violencia doméstica tiene consecuencias graves sobre el bienestar
emocional y la personalidad de las niñas y de los niños, máxime si se tiene en
cuenta que es probable que estas niñas y niños reproduzcan esta misma situación
cuando establezcan relaciones de pareja en la edad adulta, ya que aprenden que
la violencia es un medio legítimo para solucionar conflictos.
Ante
una relación de pareja sembrada de violencia, la opción más responsable hacia
el bienestar de las niñas y niños es alejarlos de esa situación.
Tampoco
se puede olvidar que alrededor de la mitad de los varones que maltratan a su
pareja, maltratan también a sus hijas e hijos.
4. "Los hombres que maltratan lo hacen porque
tienen problemas con el alcohol u otras drogas"
Así se suelen justificar muchos maltratadores,
evitando de esa forma hacerse responsables de sus actos.
Sólo el 5% de los hombres
juzgados por violencia sexista se ha asociado al síndrome de dependencia al
alcohol.
Las bebidas alcohólicas y algunas
drogas disminuyen las inhibiciones o el control del comportamiento violento,
pero este hecho no les exime de su responsabilidad.
Recordemos, por ejemplo, que en
los accidentes de tráfico la ingesta de alcohol es un agravante a la hora de
imputar responsabilidades penales.
Además no todos los hombres que
tienen problemas con el alcohol pegan y maltratan a sus parejas.
5. "Los hombres que agreden a sus parejas están
locos"
La locura, por definición,
conlleva no tener contacto con la realidad, no percibir la realidad, no darse
cuenta de lo que se hace, y este no es el caso de estas personas.
Especialistas afirman que sólo
un 5% de los hombres que maltratan a sus parejas presentan graves trastornos
psicopatológicos. Por el contrario son las personas que están sometidas a algún
tipo de violencia las que desarrollan trastornos psicopatológicos.
Sin duda alguna, una persona
que, para autoafirmarse, maltrata a otras tiene dificultades para canalizar su
malestar y frustración. Pero esto no significa que no sea responsable de sus
actos.
A menudo se intenta encontrar un
perfil de maltratador que ayude a identificar hombres violentos. no existe el
abusador tipico. Lo único que constituye un factor común, es la creencia y
sentimiento de estar por encima de las mujeres y de la infancia. Ni la raza,
religión, clase social, profesión o constitución, constituyen factores
determinantes.
6. "Los hombres que abusan de sus parejas,
también fueron maltratados en su infancia"
Se ha
dicho que existe un ciclo de violencia que se transmite de generación en
generación. Es cierto que los daños sufridos por el maltrato físico o
psicológico en la infancia, dejan huellas en todos los seres humanos.
Es cierto que hay más niñas maltratadas que niños y más
mujeres que hombres. Siguiendo esta teoría, debería haber más mujeres maltratadoras
que hombres.
Sin embargo la relación entre
estas dos cuestiones no es la de causa-efecto; no todos los hombres que
maltratan a sus parejas han sido testigos de violencia o han sido también
maltratados, ni tampoco todos los hombres que han sido testigos de violencia o
han sido también maltratados maltratan a sus parejas.
Lo que sí es cierto, es que la cultura canaliza el
sufrimiento del hombre, dándole vías de expresión de sus tensiones o traumas a
través de la descarga de su rabia en una víctima propiciatoria, reduciendo al
mínimo su riesgo de castigo.
A menudo, la idea del maltratador maltratado, hace que los
jueces vean al agresor como víctima.
7. "La violencia doméstica es una pérdida
momentánea de control".
La mayoría de las veces, las
agresiones no son consecuencia de una explosión de ira incontrolable, sino que
son actos premeditados que buscan descargar la tensión y sentirse poderosos
dominando a la otra persona. Además, las agresiones no suelen ser aisladas,
sino hechos repetidos y frecuentes.
Es muy frecuente que los
hombres que maltratan a sus parejas no sean violentos con otras personas.
Incluso es frecuente que en el resto de sus relaciones sociales sean amables y
respetuosos.
Por lo tanto, la cuestión no es
que no puedan controlar su ira, sino que deciden descargarla agrediendo a
personas sobre las que se sienten con derecho a actuar así.
Todas las personas, en ciertos
momentos, sentimos rabia y frustración en nuestras relaciones con los/las
demás, sin embargo nuestros valores y el respeto hacia los/las demás nos
conducen a canalizar y descargar ese malestar sin agredir.
8. "La violencia doméstica no es para tanto.
Son casos muy aislados. Lo que pasa es que salen en la prensa y eso hace que
parezca que pasa mucho"
Los casos que aparecen en los
medios de comunicación e incluso las denuncias que se realizan sólo representan
una pequeña parte de la realidad.
Las personas expertas en
violencia doméstica afirman que sólo se denuncian alrededor del 10% de los
casos.
Según datos publicados por el
Ministerio de Interior (1991;35), en el 6% de las familias andaluzas existen
malos tratos físicos.
9. "Lo que ocurre dentro de una pareja es un
asunto privado; nadie tiene derecho a meterse"
Ninguna situación que dañe a un
ser humano puede considerarse privado porque es un es un delito contra la
libertad y la seguridad de las personas.
Los delitos jamás son
cuestiones privadas, y menos aún cuando las víctimas no están capacitadas para
defenderse.
Decir que es un asunto privado
implica desestimar el miedo de la mujer, creer que que está en las mismas
condiciones que su agresor, en su casa, lugar donde ella es más vulnerable y
tiene más riesgo.
10. "La violencia doméstica sólo ocurre en
familias sin educación o que tienen pocos recursos económicos"
No es cierto. Es un fenómeno
que se da en todas los grupos sociales y étnicos, en todos los niveles
socioeconómicos y culturales. La diferencia suele estar en el tipo de violencia
que se ejerce y en las salidas que se dan a esta situación.
No hay rasgo típico ni perfil
de maltratador, únicamente el de tener o haber mantenido una relación afectiva
con la víctima.
Es muy probable
que las mujeres pertenecientes a capas sociales medias y altas no recurran a
los Servicios Sociales y no presenten denuncias por sentirse presionadas a no
hacer pública una situación que afectaría negativamente a su estatus social.
Es evidente, que la
esposa/compañera de un hombre con una vida pública prestigiosa se sienta muy
presionada a ocultar la violencia doméstica.
11. " Los hombres, en la misma proporción que
las mujeres, también son agredidos por sus compañeras."
Cuando una persona responde con
esta afirmación al tema de la violencia de género, podemos interpretarlo como
una reacción defensiva. En todo trabajo de concienciación y desprogramación de
conductas sexistas o violentas con hombres, nos vamos a encontrar con este
fenómeno, trabajar el tema de violencia de género es como “apalear
hombres”, o pagarla con ellos.
Es muy
importante conocer y saber manejar esta percepción:
1.
La realidad ha mostrado y sigue mostrando que la mayoría de la violencia
familiar es perpetrada por hombres y que la mayoría de las víctimas son
mujeres.
2.
La mayoría de los hombres no maltratan a sus parejas.
3.
Los hombres que no son violentos tienen un importante papel que jugar en la
búsqueda de soluciones a este problema.
4.
Se exige RESPONSABILIDAD masculina, no CULPABILIDAD.
5.
Todos nos beneficiaríamos de una escuela y una sociedad no violenta.
Aunque también existen el caso
de la mujer que agrede a su compañero, constituye una mínima parte, y la
mayoría de los casos es en defensa propia.
12. "Es más aceptable la violencia que se da
entre personas cercanas que la que se da entre extraños"
Es cierto que todas las parejas
tienen conflictos y momentos de enfrentamiento, pero esto no significa que sea
"normal" llegar a la amenaza, la humillación y las palizas. De todas
formas, en los casos de maltrato instaurado desde hace tiempo, no se trata de
peleas por un hecho concreto, sino que la violencia del agresor es depredadora,
no reactiva, funciona por sí misma, independientemente de la conducta de la
mujer.
Además, la violencia ejercida
por personas cercanas y con las que se tienen vínculos afectivos, a diferencia
de la ejercida por personas extrañas, provoca sentimientos de indefensión y
humillación mucho más intensos.
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